Un
edificio histórico constituye un escenario provisto de una
escenografía, un recinto realizado para satisfacer una o varias
funciones protocolarias específicas. Por lo mismo, a los investigadores
de este equipo nos interesa desvelar los procesos de configuración y
organización de esos espacios, condicionados por los procedimientos
constructivos disponibles en un momento y lugar concreto pero también a
la inversa, esto es, la tecnología edificatoria al servicio de los
requisitos culturales, eclesiásticos y políticos que se pretendían
enaltecer y celebrar. Esta dimensión escenográfica resulta
incomprensible sin atender a los programas iconográficos desplegados en
los paramentos y articulados en los presbiterios, muy escasamente
conservados por desgracia. Algunos equipos de arqueología de la arquitectura han abordado el estudio y la intervención sobre edificios no sólo desde una metodología, sino incluso desde una “mentalidad estratigráfica” muy provechosa. Pero diagnosticar alteraciones o patologías en los edificios (fundamental para auxiliar toda intervención restauradora) no ahonda necesariamente en el discurso histórico del conjunto o razona los criterios de exposición. La construcción muestra el cómo pero no explica el por qué de un edificio. Los edificios históricos no fueron construidos sólo para que sus usuarios originales admirasen su dimensión tectónica. Antes bien, fueron costeados para cumplir del modo más óptimo y deslumbrante posible múltiples funciones de naturaleza litúrgica, ceremonial, protocolaria y memorialista. Así, nuestro proyecto pretende contribuir a definir con la mayor ponderación posible los objetivos últimos de la restauración de un edificio tan relevante como una catedral. Debe restaurarse para sanar y consolidar estructuras pero también para comprender la razón de ser, para desplegar un discurso comprensivo de la significación histórica y social de la construcción. La arqueología de la arquitectura ha demostrado ya sobradamente los beneficios que proporciona al estudio de los edificios. A ellos puede contribuir una historia del arte que se reconozca a sí misma en el análisis y razonamiento de los vectores culturales, religiosos y políticos que confirieron morfología y aptitudes a las construcciones, a los retablos o a los relicarios. Hacia esa aspiración canalizamos nuestra responsabilidad académica y ciudadana. Atender a la materialidad y a la inmaterialidad de los complejos episcopales románicos constituye un campo de estudio idóneo y novedoso para desarrollar una antropología histórica del arte y la arquitectura. |
TEMPLA Research > Proyecto II >